Antonio Pérez Garibay habla de que todo político quiere impresionar a la gente: creció en una familia humilde, fue bolero, panadero, taxista y mecánico. Fue a partir de este último trabajo que comenzó a involucrarse en el entorno de las carreras. ..lavar autos! Hasta que te conviertas en un preparador de carreras o incluso en un piloto de la serie NASCAR, la pista más popular y comercializada de Estados Unidos.
Porque proyecta esa imagen de jefe de familia esmerado, quien además de formar a sus hijos, fue un importante pilar en la carrera deportiva de su hijo menor, Sergio Checo Pérez pues colaboró con talento para convertir a Checo en la máxima figura del automovilismo mexicano y una de las más importantes a nivel mundial.
El brillo de su hijo, Checo Pérez, hace brillar también al padre. Es un activo mayor para un político ser tan cercano a una celebridad como el joven piloto mexicano, quien es ya una marcas relevante: hay ropa, tenis, publicidad asociada, incluso de marcas internacionales exitosas como Puma. Y ni qué decir del emporio de Grupo Carso que flota siempre alrededor de Sergio.
Antonio Pérez Garibay es, en sus propias palabras “un soldado del presidente AMLO”. Así se describe y es que don Antonio es un gran defensor de la 4T. Incluso ha expresado su deseo de ser candidato a la presidencia de México, tarea nada fácil. Nadie en Jalisco duda de que su gran batalla se dará —todo indica— para buscar ser la máxima autoridad en la entidad con el sello de Morena (la marca más exitosa en la política mexicana).
Por instinto político rechazó estar en la gran carrera de su hijo, el Gran Premio de Mónaco. Adivinó Pérez Garibay que Felipe Calderón iba a colgarse del éxito que seguramente Checo tendría —y lo tuvo: ganó la competencia más importante del automovilismo— y gracias a una venturosa corazonada no corrió el riesgo de estar al lado del ahora expanista que en 2006 le robó las elecciones a AMLO. Ello habría ofendido de más no tanto al presidente, sino a la militancia de Morena. Algunos dirán que fue pura suerte que el papá de Checo no haya asistido al evento en el que Calderón se metió a robar cámara, y tal vez así fue. Pero, cuenta el sabio refrán, portero sin suerte no es portero. En este caso debería decirse que precandidato sin suerte no llega a gobernador.
La alegría de caracteriza. La mayoría de los políticos convencionales buscan rodearse de asesores que les ayuden a expresarse mejor, a vestirse de acuerdo a la ocasión e incluso a gesticular y sonreír. Antonio Pérez Garibay es un tipo carismático, con una sonrisa franca, es un personaje auténtico, sin poses, sin alardes de aparentar lo que no sabe, lo que no es. Y eso conecta poderosamente con la gente.
El escenario o en este caso la pista jalisciense está puesta para que Antonio Pérez haga la mejor de sus carreras y venza rebasando a sus posibles rivales del equipo naranja (Movimiento Ciudadano) carentes de los atributos del ya famoso papá del Checo Pérez.
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