Aumentan las desapariciones de jóvenes en Jalisco: una crisis vinculada al reclutamiento forzado

Rubí Pineda recuerda con claridad el momento en que su hermana Merani desapareció. Un mensaje con una aparente oferta de trabajo, que incluía hospedaje, alimentos y cursos de defensa personal, marcó el inicio de su ausencia. “Le advertí que no parecía confiable, pero no pensé que fuera a pasar esto”, relata Rubí. Días después, Merani no regresó por su hijo y su teléfono dejó de responder. Desde entonces, su familia la busca sin descanso.

Casos como el de Merani se han vuelto cada vez más frecuentes en Jalisco. Entre enero y abril de 2025, el Registro Estatal de Personas Desaparecidas (REPD) reportó mil 123 desapariciones; de las cuales 621 continúan sin resolverse. Aunque las cifras totales son similares a las del mismo periodo de 2024, preocupa el cambio en el perfil de las víctimas: los jóvenes de entre 15 y 19 años encabezan ahora las estadísticas, con 122 casos reportados, 48 más que el año anterior. El 80% de ellos son hombres.

De acuerdo con el Comité Universitario de Análisis en materia de Desaparición de Personas de la Universidad de Guadalajara (UdeG), este aumento está relacionado con el reclutamiento forzado por parte del crimen organizado, una práctica que se ha intensificado desde 2024 en municipios como Zapopan, Guadalajara, Tlajomulco y Tlaquepaque. A pesar de los 122 casos contabilizados en este grupo de edad, solo 61 cuentan con una cédula oficial de búsqueda, lo que evidencia una grave brecha institucional.

Las proyecciones del REPD indican que, de mantenerse esta tendencia, el estado podría cerrar 2025 con al menos 814 desapariciones de personas menores de 20 años, superando los 769 casos registrados en 2024 y convirtiéndose en el año con mayor incidencia desde 2021.

Detrás de esta crisis, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha sido identificado como el principal responsable del reclutamiento y desaparición de jóvenes. En septiembre de 2024, autoridades federales localizaron el Rancho Izaguirre en Teuchitlán, considerado un “centro de adiestramiento criminal”. En marzo de 2025, el colectivo “Guerreros Buscadores de Jalisco” redescubrió el sitio, hallando restos humanos, ropa, objetos personales y decenas de pares de zapatos.

“El fenómeno es sistemático. No son desapariciones aleatorias, sino parte de un modelo que capta, adiestra y, en muchos casos, desaparece a los jóvenes”, advierte David Coronado, académico de la UdeG. Por su parte, el investigador Jorge Ramírez Plascencia señala que las respuestas institucionales han sido “parciales e insuficientes”, y que los grupos criminales se aprovechan de la pobreza, la deserción escolar y la falta de oportunidades para atraer a sus víctimas.

Ante este panorama, las universidades y colectivos de Jalisco han propuesto medidas urgentes, entre ellas:

Emitir una alerta estatal por desapariciones relacionadas con reclutamiento forzado.

Publicar un análisis de contexto sobre la desaparición de jóvenes.

Diseñar un plan estatal de acción con objetivos y recursos definidos.

Tipificar el reclutamiento forzado como delito autónomo.

Mientras tanto, las familias continúan su búsqueda. Rubí, aferrada a una captura de pantalla con el último mensaje de su hermana, resume el sentimiento de cientos de personas en Jalisco: “Yo no quiero venganza. Solo quiero saber dónde está”.

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