En Jalisco, el abuso sexual infantil ha registrado un notable repunte en los últimos años, lo que coloca a niñas, niños y adolescentes en una situación de creciente vulnerabilidad.
Las denuncias por delitos contra menores —incluyendo maltrato, negligencia y agresiones sexuales— alcanzan cifras alarmantes: solo recientemente, cientos de carpetas de investigación fueron iniciadas, gracias al trabajo de la autoridad estatal. Muchas de estas denuncias se concentran en municipios de la zona metropolitana de Guadalajara, lo que evidencia que la violencia también afecta áreas urbanas densas.
Ante este panorama, las autoridades han comenzado a reforzar las acciones de prevención, atención y sensibilización: se han desplegado campañas de capacitación para funcionarios públicos, personal educativo y sociedad civil, con el fin de detectar y prevenir situaciones de riesgo, así como brindar atención integral a las víctimas.
Organismos de protección de la niñez han insistido en la urgencia de visibilizar el problema, romper el silencio que rodea al abuso y garantizar que las denuncias se investiguen a fondo, con un enfoque de derechos humanos y justicia para las víctimas.
El aumento de casos y denuncias preocupa no solo por la magnitud del problema, sino también por la necesidad de fortalecer los mecanismos de prevención, protección y acompañamiento, de modo que ninguna víctima quede desprotegida.
