El Monterrey se desmoronó como una montaña de naipes. En un partido lleno de vaivenes como reflejo de la dificultad de enfrentar al alemán Borussia Dortmund, la ilusión de cientos de aficionados que asistieron al Mundial de Clubes se extiguió en el Mercedes-Benz Stadium, en Atlanta, con un ajustado 2-1 en la serie de octavos de final. Los regiomontanos intentaron desafiar cualquier tipo de distancia geográfica y financiera, estuvieron abajo por dos goles, pero obligaron al segundo rival con más campeonatos en la Bundesliga a defenderse con toda la fuerza y agresividad posible.
La imagen que mejor define la derrota de Rayados está relacionada con el arbitraje. En la primera de dos jugadas con probabilidad de gol, el sonorense Jesús Manuel Corona cayó al ingresar al área del Dortmund por un desplazamiento del zaguero Niklas Süle, en una acción que el argentino Facundo Tello descartó como falta.
Minutos después, Germán Berterame celebró lo que pudo ser el 2-2 hasta que el silbante, de nuevo apoyado por sus auxiliares, invalidó su remate por fuera de juego.
Aunque el técnico español Doménec Torrent exigió colectividad a sus jugadores, el franco-guineano Serhou Guirassy acreditó los peores presagios con un doblete (14 y 24). Berterame descontó a su regreso de los vestidores con un cabezazo (48), especialidad de la casa; pero después entró en un estado de crisis y desesperación al igual que sus compañeros hasta que el árbitro Tello sentenció su eliminación.
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