El Ayuntamiento tapatío amplía las actividades de “Guadalajara Capital Mundial del Libro” para impulsar una cultura de paz

Inician programa para llevar literatura a 30 colonias de Guadalajara

El Ayuntamiento de Guadalajara ha impulsado el programa “Construyamos Historias” y ya llega a 30 barrios de la ciudad. Según Alan Diosdado, jefe de la Unidad de Ciudadanía Cultural, comenzó en San Andrés y se enfoca en la narración oral. Tiene como objetivo acercar a personas de diferentes barrios a la literatura, como parte de las actividades de la “Guadalajara Capital Mundial del Libro”. También se incluyeron asentamientos como Polanco, 18 de Marzo, Echeverría, El Sauz y Miravalle, entre otras.

Ya había sido implementado en San Andrés, con buenos resultados gracias a la participación de los vecinos. Por eso se buscó replicarlo en otras colonias, pero ahora como parte de las actividades de “Guadalajara Capital Mundial del Libro”.

“Lo que se buscó conseguir con la titularidad de la Capital Mundial del Libro fue tener al libro como un desarrollador del cambio social, y esto a través de tres ejes: el primero es la lectura y el libro como medios para recuperar el espacio público, el segundo es hacer del libro un medio para la vinculación y la cohesión social, mientras el tercero es fortalecer la identidad de los barrios y colonias”, apunta Gerardo Ascencio, director de Cultura del Ayuntamiento de Guadalajara.

A partir de estas acciones, se pretende generar una cultura de paz necesaria para conseguir un cambio social, especialmente en los barrios y colonias donde se desarrollarán los talleres, que fueron elegidos tomando en cuenta el Índice de Seguridad Ciudadana, las características sociodemográficas de las poblaciones y la infraestructura cultural.

Rodrigo Montaño, coordinador de la estrategia barrial de “Guadalajara Capital Mundial del Libro”, explicó que el objetivo del programa “Construyamos Historias” es que la escritura, la lectura y las narrativas del libro se vuelvan una herramienta para detonar procesos sociales de paz, mediante la narración de historias ficticias y reales como forma de dar testimonio.

Por eso desarrollaron un programa especial para cada una de las colonias que serán intervenidas, según las problemáticas identificadas en cada una a partir de los análisis realizados.

Se señaló que en colonias con mujeres que han vivido violencias, se tendrán talleres de creación de textos autobiográficos que estarán enfocados en la reflexión sobre la importancia de compartir historias personales y comunitarias.

También se desarrollarán clubs de lectura, talleres de literatura, cocina barrial, creación de publicaciones cartoneras, lectoescritura para niñas y niños y de narración oral para la colectividad LGBTTTIQ+.

“La implementación de los talleres no centra su atención sólo en el producto final literario que se va a trabajar, a lo que más se le da importancia es al proceso social en el que se reúnen los vecinos, se conocen, intercambian experiencias. Lo más importante es este proceso de cohesión y construcción de comunidad”, expresó Rodrigo Montaño.

Todo ello busca constituirse como un motor de la generación de la cultura de paz, un eje transformador de realidades que han sido rodeadas por la violencia.

Se han emprendido estrategias, por ejemplo, a través de capacitación de líderes vecinales por parte de la asociación Corpocreativo, que diseña e implementa proyectos culturales con perspectiva de cultura de paz, mientras que otros más, como el caso de “El barrio toma la palabra”, serán atendidos por talleristas especializados en diversos temas.

Fortalecen la identidad y la historia

La palabra hablada también es parte de la literatura, porque a partir de ella se narra. No sólo se trata de la escritura y su lectura, sino que además, a partir de la lectura del mundo y el entorno, se pueden contar cosas, explicó Armando Trejo, director del Foro Internacional de Narración Oral (FINO) y tallerista de la estrategia “El barrio toma la palabra”.

“Una manera de que identidad e historia trasciendan es cuando las contamos”, dijo Trejo.

Es por ello que las personas deben apelar a mantener una cultura oral, sin que necesariamente cuenten con una preparación educativa especializada.

Esto, explicó el tallerista, es parte de los conocimientos y de la capacitación que se comparte en el taller “El barrio toma la palabra”, que se lleva a cabo en la colonia San Andrés como parte de “Guadalajara Capital Mundial del Libro”, buscando establecer la narración como una tradición para preservar la identidad de las raíces de cada historia personal y de cómo se involucra en el entorno en el que se desarrolla.

“En este taller cuando llega la gente se pregunta: ‘¿Yo qué puedo contar?’, porque incluso se ha tenido la experiencia de la participación de personas adultas mayores analfabetas que se preguntan qué pueden contar si ni siquiera saben leer. Pero cada persona tiene una vida, historias, recuerdos, anécdotas que pueden contar, y eso es algo que nadie nos puede quitar”, señaló Trejo.

Buscan sumar a líderes vecinales

Con el programa “Construyamos Historias”, además de llevar los talleres ya programados, la Dirección de Cultura de Guadalajara busca sumar a líderes de las colonias que ya llevan a cabo distintas actividades relacionadas con la literatura, por lo cual, explicaron Alan Diosdado y Rodrigo Montaño, se han dado a la tarea de ubicarlos.

Lo anterior, en busca de capacitarlos y construir programas en conjunto con la finalidad de reforzar las actividades que ya realizan y para que trasciendan más allá de la temporalidad que cubre “Guadalajara Capital Mundial del Libro”.

Un ejemplo de ello es Arturo Zataray Lamas, de 61 años, quien ha sido invitado a tomar el taller “El barrio toma la palabra” por su labor en el barrio de San Andrés a partir de la documentación que ha hecho del mismo desde que era un joven de secundaria.

A partir de escuchar a los adultos mayores de su época, conformó la historia de este barrio que, de acuerdo con los datos recopilados, data de 1510, años atrás de la fundación de Guadalajara.

Con toda la información reunida, escribió el libro “San Andrés, mi barrio”, en el que cuenta la historia del desarrollo de esta comunidad, desde su arquitectura hasta sus tradiciones y costumbres, por lo cual hoy es conocido por todos sus habitantes.

Rodrigo Montaño, coordinador de la estrategia barrial de “Guadalajara Capital Mundial del Libro”, señaló que si bien ya se identificaron los proyectos de intervención en las 30 colonias mencionadas, todavía existe la posibilidad de un acercamiento por parte de la ciudadanía para poder ayudar a desarrollar un programa que motive las actividades literarias en su colonia.

Para ello sólo es necesario acercarse a la Dirección de Cultura del Ayuntamiento tapatío o enviar su propuesta al correo [email protected], a fin de orientarles sobre los pasos a seguir.

“Nos interesa si hay líderes barriales o personas interesadas en capacitarse para facilitar actividades de lectoescritura, que deseen proponer un diseño o convocar a vecinos para generar comunidad. Estamos muy abiertos y emocionados por recibir sus propuestas, y que pueda seguir el programa aun concluyendo la titularidad de ‘Guadalajara Capital Mundial del Libro’”.

“Yo no sabía que podía hablar”

Leobardo Rodríguez, mejor conocido como “Giovalo” en el barrio de San Andrés, en Guadalajara, es un adulto mayor que hace años participó en un programa similar a “El barrio toma la palabra”, del cual obtuvo experiencias que nunca imaginó, como pisar el Palacio de Bellas Artes, en la capital del país, donde en 2018 pudo contar sus vivencias.

“Giovalo” era maestro antes de jubilarse, y aunque todos los días, por décadas, compartió a estudiantes sus conocimientos en distintas materias, no sabía que podía convertirse en un narrador.

“Yo no sabía que podía hablar, yo mismo me extrañé cuando tomé este taller, donde participó también mi nieto. Hicieron la convocatoria, no sabía ni de qué se trataba. Tomamos primero el curso, porque no es nada más ponerse a hablar, y nos fuimos afinando poco a poco, hasta que pude narrar mi anécdota”, contó.

Su historia giró en torno a “Los Vikingos”, frente estudiantil conformado en los años 60.

“Giovalo” ya había internalizado todo lo que había vivido, desde la conformación de “Los Vikingos” hasta que fueron diezmados debido a la violencia; sin embargo y pese a que ya existían diversas historias que abordaban el tema, él no sabía que también podía contar su versión de los hechos que vivió hace décadas.

Como parte del programa, el tallerista y director del Foro Internacional de Narración Oral (FINO), Armando Trejo, consiguió que algunos de los participantes de dicho taller expusieran sus narraciones en el Palacio de Bellas Artes, a la par de habitantes del Barrio de Tepito, en la Ciudad de México, quienes llevaron a cabo una actividad similar.

“CONSTRUYAMOS HISTORIAS”

Colonias beneficiadas

  1. Barrio de San Andrés.
  2. Polanco.
  3. 18 de Marzo.
  4. Echeverría.
  5. El Sauz.
  6. Jardines del Sauz.
  7. Miravalle.
  8. El Fresno.
  9. La Moderna.
  10. Ferrocarril.
  11. Aurora.
  12. Valle del Álamo.
  13. El Dean.
  14. Providencia.
  15. Independencia Poniente.
  16. Monumental.
  17. Lomas del Paraíso.
  18. Praderas del Paraíso.
  19. Santa Cecilia.
  20. Ex Hacienda de Oblatos.
  21. Balcones de Oblatos.
  22. Jardines de San Francisco.
  23. San Rafael.
  24. Mexicaltzingo.
  25. San Juan de Dios.
  26. Analco.
  27. El Santuario.
  28. Parque Morelos.
  29. Lafayette.
  30. Americana.
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